17 de diciembre de 2008

Cara de nada

Cuando atentaron contra el World Trade Center, se quedó impasible, sin saber cómo reaccionar, qué decir, qué pensar, ni qué hacer. Nadie sabía que pasaba por su cabeza en ese momento, aunque se empezaron a barajar algunas hipótesis.

Luego decidió luchar contra el terrorismo a nivel mundial, planetario, interestelar. Primero Afganistán, luego Irak. Las cosas no salieron cómo el planeaba. O igual sí, porque, por aquel entonces, toda la Comunidad Científica, junto con un señor de Kentucky aficionado a los sudokus, seguían preguntándose en qué pensaba ese hombre. Al poco tiempo el número de víctimas, militares y civiles, a un lado y otro del Frente de Liberación, empezó a crecer más de la cuenta. Pero nada, que no había manera de dar con la respuesta. Se unió al grupo por aquel entonces una camarera que en sus ratos libres solía llamar a los concursos de la tele.

Pasaron los años, renovó legislatura, y no había manera. En todo este tiempo ni un sólo gesto, o amago tan sólo de expresión, podía dejar ver el más mínimo resquicio de su interior. Los investigadores empezaron a desistir. El señor de Kentucky volvió a los sudokus, aunque la camarera seguía empeñada en dar con la solución al enigma.

Un día, sin embargo, ya próximo el final de su mandato, decidió hacer una visita sorpresa a sus soldaditos en Irak, para despedirse, felicitarles por la labor y pedirles disculpas por los fallos cometidos. Que bueno, papá tiene muchas cosas que hacer, y no puede estar pendiente siempre de todos. Y entonces, ocurrió. Un periodista iraquí se levantó de su asiento y al grito de "Esta es tu despedida, cerdo", le lanzó sus dos zapatos, que él esquivo haciendo alarde de ejemplares reflejos. Lógicamente, la CIA cayó sobre el indignado personaje y, mientras se lo llevaban a rastras, todo el planeta pudo ver por televisión la cara del presidente.

La camarera cogió inmediatamente el teléfono y marcó el prefijo de Kentucky.

- Lo tengo - dijo orgullosa a su compañero de fatigas. - El problema de este señor es que, durante todos estos años, no se ha enterado absolutamente de nada.

Horas más tardes, la CNN suspendía la emisión de su concurso favorito para dar la noticia a nivel mundial.


7 de noviembre de 2008

Historia de una escalera (dos)

El primero en llamar a la puerta fue un vecino que se había equivocado de puerta. Nada más. Usted perdone, no se preocupe, buenas noches, buenas noches, y se acabó.

Luego han ido llegando los demás

Dos ancianas nonagenarias que, en su paseo diario por el pasillo del edificio, confundieron el timbre con el interruptor de la luz.

Un vendedor de seguros que terminó en mi salón, sin ningún tipo de compromiso oiga, preguntándome por qué no me había comprado un coche a estas alturas, y que qué estaba haciendo yo entonces con mi vida, pobre infeliz.

Una mujer que empezó a santiguarse dando gritos cuando le dije que no, que aquí no vivía ninguna costurera, que seguramente sería la del tercero.

Dos niñas con poco espíritu vestidas de fantasma y pidiendo caramelos por Halloween, que casi salen corriendo cuando les ofrecí una tableta de chocolate Hacendado.

Y, después de todo esto, anoche apareció una niña, de unos siete años, preguntándome, como en Alicia en el país de las maravillas, si me había encontrado por casualidad un conejito blanco, así con orejas larguitas y pequeñas, y muy peludo. La madre me explicó que se le había escapado de la casa, y que seguramente lo habría visto algún vecino. Le dije que no, que lo sentía, pero que siguieran preguntando, que no tenía que haber llegado muy lejos. Muchas gracias, de nada, buenas noches, buenas noches.

No te imaginas las ganas que tengo de que vengan a venderme una enciclopedia.



P.D.: Por cierto, seguimos sin noticias del conejo.


6 de noviembre de 2008

Momentos históricos

Hoy el mundo tiene dos motivos de celebración:

En Estados Unidos, el primer presidente negro de la historia ha puesto fin a 8 años de incompetencia republicana.

Y este blog acaba de llegar a su post número 50.

¿Te apuntas?

8 de octubre de 2008

Made in Japan

Hasta ahora los tenía por frikis y raros. Y no te digo que no, pero resulta que también hay algunos que te cambian la vida. Entre ellos, un tal Kyoichi Katayama, que escribió "Un grito de amor desde el centro del mundo", un best seller nipón que, al menos a mí, me ha reconciliado con la adolescencia. Porque lo que este señor nos quiere contar es eso, una historia de amor entre adolescentes, que sienten, hablan, y se comportan como adolescentes. Que se quieren como si fuera la primera vez, y sufren como si fuera la última. Y además, sin ponerse transcendental ni empalagoso, sino con toda la naturalidad del mundo, tanto para lo bueno, como para lo malo. Y con una capacidad asombrosa para sacar belleza de la tragedia, que es lo que más duele. Porque la felicidad de saber que esa chica tan hermosa estaba enamorada de tí es tan fuerte como la tristeza por la pérdida de los seres queridos.
Ya te digo, una experiencia en todos los sentidos. Yo me la encontré casi de casualidad, a ti te recomiendo que no te la pierdas. Además, se lee en un pis pás.

18 de septiembre de 2008

Aquella canción

Killing me softly,
la distancia,
la vie en rose,
on my way,
something,
crazy little thing called love,
Lucía,
they long to be close to you,
y sin embargo te quiero,
don't let me down,
summertime,
calling you,
habaneras de Cádiz,
cadillac solitario,
heal the world,

... y otras muchas que deberían estar aquí.

Definitivamente, ya no se hacen canciones como las de antes.

1 de septiembre de 2008

Las vírgenes suicidas

"- ¿Qué haces aquí, guapa? Si todavía no tienes edad para saber lo mala que es la vida...

Fue entonces cuando Cecilia dijo en voz alta lo que habría podido considerarse su nota póstuma, aunque en este caso totalmente inútil, puesto que seguía con vida.

- Está muy claro, doctor, que usted nunca ha sido una niña de trece años - dijo"

Jeffrey Eugénides
Las Vírgenes Suicidas (1993)

2 de agosto de 2008

Boligrafos

Con algunas personas, pasa como con los boligrafos del lapicero

Los tienes toda tu vida delante,
y cuando, por fin, te acuerdas de ellos
ya no escriben.

29 de junio de 2008

Por la cara

Apenas pasaba los nueve años y el metro cincuenta, pero corría como alma que lleva el diablo. A mí el calor me había dejado sin fuerzas, y, para evitar ser atropellado, la dejé pasar.

De repente, en mitad de la escalera, frenó en seco, se volvió hacia mí, y me dijo: "Ostras! Te pareces al hombre que se convierte en Spiderman!!!". Entonces, volvió a acelerar y se perdió en el pasillo de la primera planta.

Cuando llegué a mi casa, lo primero que hice fue mirarme al espejo, casi sin darme cuenta. No podía parar de reir.

31 de mayo de 2008

La noticia más cruel de la semana

Señoras y señores,

El canibalismo existe.

Y la prensa sensacionalista, también.

Y como muestra de ambas cosas, no te pierdas la noticia que ha publicado el diario Viva Cádiz, y que puedes leer aquí mismito.

Por cierto, si la noticia te parece fuerte, no te pierdas el segundo comentario del foro, el de los derechos humanos. Impresionante.

25 de mayo de 2008

Contactos favoritos

Aunque me condene a 50 años de mala suerte
y la persona que amo pase de mí 30 pueblos.

Aunque corra el riesgo de que la próxima vez que practique el sexo se me rompa el condón
y un móvil colocado por ETA pueda explotarme en las narices
mientras me como una hamburguesa del MacDonald con un diente de rata dentro.

A pesar de que un virus letal camuflado como contacto del messenger ponga en serio peligro la salud de mis familiares y amigos
y a partir del mes que viene tengamos que escribir cartas si no queremos pagar a hotmail.

Aún a riesgo de no descubrir jamás los secretos más profundos de la filosofía Zen,
de no poder leer la carta que escribió García Márquez,
y vivir ingenuamente sin saber que hay que disfrutar cada día como si fuera el último,
porque el Señor así lo ha querido.

Incluso siendo consciente de que a partir de ahora las únicas puestas de sol que vea serán a través de mi ventana.

En resumen, asumiendo todos y cada uno de los riesgos que conlleva mi decisión, te lo pido por favor,
por lo que más quieras,
por mi, por todos mis compañeros, y por mi primero:

Nunca, pero nunca jamás, vuelvas a enviarme un email en cadena, ¿de acuerdo?

15 de mayo de 2008

Apúntatelo

¿Hay alguien ahí? Pues cógete dos gallifantes por tu paciencia compañero. Aprovecho, ya que estás, para pedir disculpas por mi ausencia, pero últimamente trabajo y tiempo libre son términos totalmente incompatibles, y el primero absorbe casi por completo al segundo. Pero en fin, tampoco vamos a perdernos en excusas, tu sigues aquí, y eso es lo que importa.

El caso es que ahora mismo ando con la inspiración en horas bajas, aunque tengo una cosilla gestándose que lo mismo sale a la luz un día de estos. Así que, para hacerte más breve la espera, te recomiendo (porque mi ética no me deja obligarte) que visites la página Duermo en la facultad, que ha creado un amigo, compañero (y sí, uno de los poquitos que os pasáis por aquí) para contar la odisea de un grupo de inmigrantes ilegales que llevan más de un mes encerrados en la Universidad Libre de Bruselas en pos de la regularización de su situación. No se, a mi me da que pensar.

Pasate y me cuentas que tal, ¿estamos?

30 de marzo de 2008

El ogro

Esta es la historia de un ogro que vivió, hace no demasiado tiempo, en un lugar no demasiado lejano. El ogro tenía una vida aparentemente normal, no solía meterse con los vecinos de su aldea, aunque a veces hacía cosas raras que preocupaban a los demás. Cosas de ogros, claro. Hasta que un día, salió de su cueva y raptó a una niña de cinco años. Entonces toda la aldea se volvió patas arriba. Los padres de la criatura empezaron a buscarla sin cesar, recorriendo cada rincón, cada valle, cada montaña, y a la búsqueda se fueron sumando cada vez más y más vecinos. Nadie pararía hasta que la pequeña volviera a casa, a ser posible, sana y salva. Alguno pensó que el ogro podía tener algo que ver, pero se ve que no le dio mucha importancia. Al fin y al cabo, sus cosas eran cosas de ogros que no importaban a nadie.

Pero resultó que pasaban los días, las semanas, los meses, y la pequeña no aparecía por ninguna parte. A estas alturas, toda la comarca andaba buscándola, pero nada. Y así, fue creciendo el miedo y la angustia de la familia de la niña, que ya empezaban a dudar si su hijita seguiría viva. Sin embargo, un día todas las dudas se disiparon, y todos los temores se confirmaron. Fue, creo recordar, una mañana, cuando un vecino de la zona encontró un cuerpo en el río. Lógicamente, se acercó para ver de qué se trataba y, desgraciadamente, ese mismo vecino tuvo que dar la voz de alarma. Había encontrado el cadáver de la niña.

Entonces todo el mundo se movilizó. Llegaron la policía, el juez para proceder al levantamiento, todos los familiares de la víctima, que ahora pedían que encontraran al que le había hecho aquello a su hija, y que se hiciera justicia. Creo que en ese momento alguien pensó que algo así sólo podía ser obra del ogro, aunque desde que la pequeña desapareció, nadie había vuelto a verlo por el pueblo. Pocos días después, la policía lo encontró en una cueva donde llevaba un tiempo escondido. Y de nuevo, las sospechas y los temores se confirmaron. El ogro, su mujer y su hermana, fueron arrestados por el crimen de la pequeña niña. Además, cuando la policía investigó, descubrió que no era la primera vez que el ogro hacía algo así. Bueno, sí era la primera vez que mataba a alguien, pero por lo visto ya le había hecho daño a otras dos niñas, una de ellas, su propia hija; y había intentado hacérselo a otra pequeña que, afortunadamente, pudo escapar a tiempo. Y por si fuera poco, también descubrieron que el ogro ya había sido juzgado y condenado por todos esos delitos, de los que el infeliz llegó a declararse totalmente inocente delante de las cámaras de televisión. Pero parece que, por obra de un juez incompetente, no había llegado a entrar en la cárcel como se pedía. Es decir, después de todas las cosas malas de ogro que hizo, le dejaron seguir en la calle, como si tal cosa. Como ya te puedes imaginar, esto no les sentó nada bien a la gente del pueblo, que pensaban, y con razón, que todo eso podía haberse evitado.

Y así fue como, al día siguiente de su detención, llevaron al ogro, su mujer y su hermana, a declarar delante del juez del pueblo, en un furgón de la policía y con fuertes medidas de seguridad, pues todas las gentes del pueblo lo esperaban para darle la bienvenida que un monstruo así se merecía. "Dejadnos la justicia a nosotros", pedían con las armas en alto. Hubo varios heridos, vecinos, policías, y periodistas que cubrían la noticia. Pero al ogro nadie podía hacerle nada. De modo que entró en los juzgados y declaró ante el juez, quien sentenció, ahora sí, que debía cumplir condena, pero no por haber matado a la niña, sino por todas las atrocidades cometidas anteriormente. Respecto al crimen, de momento, lo declararían presunto culpable, a la espera de que se celebrara el juicio. Claro, cualquiera que no supiera todo lo que sabían los vecinos del pueblo podía darse por satisfecho, el ogro iba a terminar en la cárcel. Pero ellos no se podían conformar con eso, porque sabían que ese monstruo debía llevar ya mucho tiempo entre rejas, y que, como digo, toda esa tragedia podía haberse evitado. Y por eso estuvieron durante varias horas esperando para aplicarle la condena que todos consideraban más justa. El criminal, que pague por lo que ha hecho. Pero no les dejaron acercarse a él, no pudieron hacerle nada. Así que, desde entonces, sólo les queda esperar a que la justicia decida, otra vez, que hacer con el monstruo asesino. Sólo esperan que esta vez actúe, como suele decirse, con todas las de la ley. Si no, no me extrañaría que también fueran a recibir un día al juez encargado del caso. No me extrañaría nada.

A Mari Luz, in memoriam.

26 de enero de 2008

Días de radio

Lo nuestro empezó por casualidad, hace más de media vida. Rondaría yo los diez años, quizás algo más, y una tarde, echando la siesta con mi madre, descubrí que debajo de la almohada ella se ponía un transistor. Me gustó la idea, y me la quedé para mí. Como digo, de esto hará unos quince años y, ahora que lo pienso, desde aquel día la radio no ha salido de debajo de mi almohada. Bueno, o sí. Vamos por partes.

Como es natural, lo primero que hice fue conseguir un aparato como aquel (posiblemente fuera el de mi madre, no me acuerdo bien), y meterlo por las noches debajo de mi almohada. Por aquel entonces me costaba dormir, y aquello me ayudaba. Recuerdo también que empecé con los 40 principales. Tendría unos once años, aquella era la música que todos escuchaban y, además, hacía que la oscuridad diera menos miedo. ¿Qué mas se podía pedir?

Y bueno, después de esto, llegó el día en que se le acabaron las pilas al transistor para siempre y llegó el equipo de música, regalo del banco. A su favor diré que entró en mi casa allá por el año 92 y, sin embargo, todavía me acompaña por las noches cuando duermo allí. Pues eso, cambiamos de aparato y, con el tiempo, los 40 principales dieron paso a otro tipo de radio. Descubrí que en la cadena SER había un programa de cine, el Hablar por hablar, y otros espacios que, poco a poco, fueron dejando sin sitio a los 40. Además, eso suponía empezar a escuchar "radio seria" y, por tanto, hacerse mayor. Qué cosas.

En fin. En esas andábamos cuando, sin darme cuenta, me hice mayor de verdad y me fui a estudiar fuera de casa. Lógicamente, en el equipaje no podía faltar una radio - despertador, regalo nuevamente del banco y que, al igual que el equipo de música, lleva casi diez años al pie del cañón, sin dar un sólo problema (Por desgracia, ahora creo que sólo regalan vajillas, así que espero que esta me dure al menos diez años más). Y si hay algo que pueda asegurar sin temor a equivocarme es que, a partir de ese momento, empezaron los verdaderos descubrimientos, a uno y otro lado de las ondas. Así conocí M80, la Gramola, Gomaespuma, Hora 25, Hoy por hoy, A vivir que son dos días, el programa de Alfonso Arús, las noches con Onda Cero y el monaguillo, Radio Nacional y La Transversal... digamos que empezó un proceso de socialización en todos los sentidos. Empezaba a conocer a nueva gente, con nuevas ideas, que me hablaba de nuevos programas, y que me enseñó que la radio, y la vida en general, era mucho más de lo que yo creía hasta entonces. También aprendí que a veces puedes encontrar la canción que necesitas para superar el mal de amores. Ya te digo, un mundo nuevo.

Y así llegamos hasta hoy, quince años después de aquella tarde de siesta. A lo mejor te preguntas que por qué te cuento todo esto, que a quién puede interesarle. Si te digo la verdad, no sabría que contestarte. Sólo te podría decir que, en estos tiempos de contraprogramación, telebasura y
guerras de audiencias, me viene a la memoria una película de Woody Allen en la que las verdaderas estrellas del espectáculo eran la gente de la radio. Y, sinceramente, sería una pena que un día nos demos cuenta de que, ahora sí, el video ha acabado con ellas.

Por cierto, ahora, cuando voy en el coche, suelo escuchar de nuevo los 40 principales. Va a ser verdad que era un buen remedio para el miedo a la oscuridad.

8 de enero de 2008

Agudeza visual

En el siguiente texto, encuentra las palabras "matrimonio" y "heterosexual":

familia.

(Del lat. familĭa).

1. f. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas.

2. f. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje.

3. f. Hijos o descendencia.

4. f. Conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia común. Toda la familia socialista aplaudió el discurso.

5. f. Conjunto de objetos que presentan características comunes.

6. f. Número de criados de alguien, aunque no vivan dentro de su casa.

7. f. Cuerpo de una orden o religión, o parte considerable de ella.

8. f. coloq. Grupo numeroso de personas.

9. f. Biol. Taxón constituido por varios géneros naturales que poseen gran número de caracteres comunes. Familia de las Rosáceas.

10. f. Chile. Enjambre de abejas.


(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 22ª edición)



Ahora, si eres capaz, enumera algún motivo por el que se deba suponer que la familia está en crisis.