29 de junio de 2008

Por la cara

Apenas pasaba los nueve años y el metro cincuenta, pero corría como alma que lleva el diablo. A mí el calor me había dejado sin fuerzas, y, para evitar ser atropellado, la dejé pasar.

De repente, en mitad de la escalera, frenó en seco, se volvió hacia mí, y me dijo: "Ostras! Te pareces al hombre que se convierte en Spiderman!!!". Entonces, volvió a acelerar y se perdió en el pasillo de la primera planta.

Cuando llegué a mi casa, lo primero que hice fue mirarme al espejo, casi sin darme cuenta. No podía parar de reir.