21 de junio de 2009

Los otros libros

No hay nada mas desconcertante que visitar un puesto de libros en la calle (los hay de madera en algunos pueblos, en forma de mesa grande en los centros comerciales...) y ver que, año tras año, ya sea en La Rioja o en Cádiz, siguen estando los mismos títulos, en las mismas ediciones... y seguro que hasta en el mismo orden.

Es un fenómeno que debería estudiarse. Yo tuve la oportunidad de comprobarlo hace una semana, cuando paseaba por el centro de Tarifa. Efectivamente, alli volvían a estar los volumenes de dietas mágicas y esoterismo, la colección de novela histórica de El País, el Diario de Ana Frank y Un Mundo Feliz en una edición de bolsillo en tapas blancas, la sección de novela romántica, los restos de algún antiguo best-seller... A uno, dos, tres y cuatro euros, según el tamaño. Y gente que pasaba la vista por encima, igual que yo, curioseando alguno, pero sin atreverse a comprar.

La verdad es que, sin querer, terminan dándote lástima, ver como pasan sus días a la interperie, sin que nadie los saque del plástico, sin que nunca se abran sus páginas, año tras año, de pueblo en pueblo, siempre en el mismo sitio. Hasta que el paso del tiempo pueda con ellos y la gente los olvide definitivamente. A lo mejor, nadie descubre cuales son los 500 mejores chistes, los secretos de la cocina mediterránea, las mejores posturas de yoga, o las formas más efectivas para conectar desde el más acá con el más allá.

Envuelto en estos sentimientos estaba cuando quien me acompañaba, práctico como él solo, encontró de un tirón la respuesta al enigma de los libros inamovibles: "Es que, desde que está internet, la gente lee cada vez menos". Al principio me pareció una tontería, pero luego, dándole vueltas, pensé que igual tenía algo de razón. Porque es verdad que la gente lee cada vez menos. Y es verdad que ahora nos amenazan con el libro electrónico, el universo entero en una pantalla digital.

Y a lo mejor, dentro de unos años, pasar las páginas de un libro nos resulta tan extraño como el título de aquel libro de medicina oriental que nunca compraron.

5 comentarios:

La Señorita Ausente dijo...

¡Esos chistes merecen ser leídos!
¿Qué sería de nosotros sin ellos?
La próxima vez, compraré ese libro.
Afirmo.

Peace ^^ dijo...

Siempre me quedaré con el olor de las páginas de los libros...Porque un aparato electrónico huele feo!!

Walt Rawley dijo...

Pregunta para debate: A que huelen los aparatos electrónicos?? A que huelen las nubes??:P

Por que cada vez que preguntamos por el olor de algo, nos viene a la cabeza el anuncio de compresas?

Anónimo dijo...

A fresa!!!Todo el mundo sabe que huelen a fresa!!!
En realidad no,pero estaría bien que las compresas olieran a fresa xD
Y ya te digo,los aparatos electrónicos huelen feo!

Isa dijo...

Te dejo aquí un artículo del País que viene a confirmar tus sospechas... o por lo menos da qué pensar.
http://www.elpais.com/articulo/portada/mundo/distraido/elpepuculbab/20110129elpbabpor_3/Tes