22 de junio de 2007

La Señorita Ausente

La Señorita Ausente tiene quince años recién cumplidos, el pelo castaño, y los ojos enormes. Le gusta leer, salir con los amigos, y La Oreja de Van Gogh. Aunque lo que más le gusta, más que todas las cosas, es nadar. Y todo lo que hace, lo hace bien: en las competiciones de natación siempre queda la primera, y ya hay quien piensa que en su vida anterior fue una sirena, un delfin, o una sardina; en el instituto no baja de un notable alto, aunque le duela; y hace poco ha ganado un mp3 en dos concursos de literatura.
La Señoria Ausente tiene la sonrisa esquiva. Le gusta presumir de rebelde porque el mundo le ha hecho asi, decir que todo es una mierda, y que ella es el último bicho raro del planeta, por cierto, con muy mal caracter. También dice que tiene una burbuja donde esconderse, y que cualquiera que intente sacarla de allí pierde el tiempo. Porque es inmune a cualquier tipo de palabra de ánimo. Ella te deja que la animes, que le subas la autoestima, y luego te dice que vale, que muy bien, pero que todo es una mierda.
La Señorita Ausente tiene miedo. No se atreve a salir de su burbuja, porque cree que fuera el mundo es un lugar peligroso. No abre su corazón, por si se lo rompen. No habla de sus sentimientos, por si alguien se burla de ella. No se permite ser feliz, porque, te recuerda, todo es una mierda.
La Señorita Ausente tiene cosas que ella no sabe que tiene. Si un día, en un descuido, te la encuentras fuera de la burbuja, te sonríe, te abraza, y te cambia besos por flores. Entonces sientes su alegría y se te pega, y se la devuelves, y se le pega. Y, después de un rato se da cuenta de que lleva demasiado tiempo fuera, y se vuelve a esconder.
La Señorita Ausente tiene algo que la hace diferente, su imaginación. Sin embargo, la usa para inventar burbujas donde aislarse, sin ser consciente de que, con esa misma herramienta, podría conseguir algunas cosas pequeñas e insignificantes. Por ejemplo, cambiar el mundo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonita historia.

Me encanta lo de la sardina.

Yo en mi otra vida era pez espada (si no, no me explico esta nariz que llevo).

Por lo demás, qué bien que estés de vuelta.

¡Parecías tú el señorito ausente!

Walt Rawley dijo...

Échale a la tecnología la culpa de lo que pase, como dice la canción. Conste que, por mi parte, también había ganas de volver, pero "ellos" no me dejaban.
Prometo compensar el largo período de , valga la redundancia, ausencia ;)

Anónimo dijo...

Buenas. Lo primero dejar claro que La Señorita Ausente es real, no es un producto de la imaginación de Walt. Porque si no fuera real, mal lo llevaba yo, ciertamente.

Lo segundo, claro está, es darle las gracias a Walt por dedicarme parte de su blog, que sinceramente dudo que lo merezca, pero si a él le hace feliz, pues a mi también, que remedio. ;)

Bueno, y poco más que decir, que los que lean esto que no piensen que soy tan interesante... sólo soy un bicho raro que sobrevive a un ecosistema bastante peligroso... que se puede esperar de la imaginación de una quinceañera. Pero esa es sólo una de las muchas facetas que el pobre Walt no conoce, y que ya las conocerá para desgracia suya.

Se despide la Señorita Ausente, un saludo para todos. ;)

Anónimo dijo...

¿Me acabas de hacer una descripcion de mi misma o que?

Me encanta de verdad...

Esas son las personas que realmente resultan interesantes, como tú.

Un beso

PC

Walt Rawley dijo...

Me halaga tu comentario, PC. Sin embargo, pensaba que no sabias nadar ;)

Saludos