4 de septiembre de 2007

Una escuela sin crucifijos

El otro día salió en el telediario un representante (creo) de la Conferencia de Obispos (o algo así) anunciando que la Iglesia, moderna, contemporanea y progre como la que más, iba a dejar que los padres eligieran si sus hijos iban a dar religión en las escuelas o si, por el contrario, los iban a matricular en la nueva Educación para la Ciudadanía. Y que, por el Jefe, que cómo se iban a oponer ellos a eso, en qué cabeza cabe. No me convenció, pero estuvieron cerca.
Luego escuché en la radio a una chica hablando de educación sexual y, por curiosidad, me quedé a ver que decía. Hablaba de lo que cuentan los padres y lo que cuentan los profesores a los niños. Y ponía de ejemplo el caso de una niña a la que le habían dicho en el colegio que la masturbación era algo muy natural y muy normal, y que podía practicarse tanto dentro como fuera del matrimonio. Pues claro, pensé yo. Pero esta persona no estaba de acuerdo ni con la niña, ni con el del colegio, ni conmigo. En vez de eso, defendía algo así como que "para los varones la masturbación representa una liberación, la conquista de algo con lo que luchan mucho tiempo; pero en las niñas es distinto, ellas tienen que conseguir esa libertad a través del celibato", y que "tenemos la suerte de que la Iglesia nos enseña a alcanzar esa libertad..." Tal cual.
Y después de todo esto, bendigo al que un día pensó en una educación al margen de los poderes de la Iglesia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con la Iglesia hemos topado!!!! No me extraña que con comentarios de ese tipo la gente (especialmente los jovenes) estén cada día más lejos de esa institución tan "permisiva".
Vaya tela........

Walt Rawley dijo...

Ni a mi tampoco compañera, ni a mi tampoco.

Gracias por venir ;)